Cuando tratamos temas de protección patrimonial, nos encontramos a menudo a tener que estudiar soluciones para tutelar de la mejor manera posible los bienes inmobiliarios: en estos casos después de haber valorado con atención las necesidades del caso, el Trust (o fideicomiso) inmobiliario resulta ser la mejor respuesta a esta necesidad.
Ese tipo de contrato, que dentro de los sistemas jurídicos del tipo common law, en particular en el Reino Unido, goza de gran popularidad, permite planificar de manera flexible la titularidad, la gestión y la explotación de un bien inmobiliario.
Gracias a esta versatilidad, el fideicomiso inmobiliario propone la mejor solución para proteger (de manera completamente legal) un inmueble, así como para tener márgenes de libertad que no existen en los en los sistemas de derecho civil.
Con una correcta planificación del contrato, de hecho, es posible incluir bienes inmuebles en el Trust, nombrar un administrador que se ocupe de la gestión de estos bienes, y por último decidir quién es el beneficiario final, la persona que gozara de los “frutos” de esta forma de fideicomiso.